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El Asociacionismo
¿Qué es el asociacionismo?1. INTRODUCCIÓN Las teorías asociacionistas consideran que un fenómeno puede ser explicado a partir de la asociación entre elementos más básicos que el propio fenómeno, asociación que el sujeto ha vivido con anterioridad. Se supone que existen fuerzas que conectan dichos elementos y que deben ser descubiertas por la investigación psicológica para comprender bien los procesos psicológicos o el comportamiento. El empirismo filosófico (así principalmente Hume), mantendrá que los procesos mentales son simple expresión de la asociación de vivencias (ideas dicen ellos); en el mundo de la mente encontramos fuerzas semejantes a las presentes en el mundo físico (las leyes o principios de la asociación). En psicología encontramos explicaciones de este tipo en muchas escuelas: las leyes de la asociación de ideas en la psicología mentalista de corte empirista, como las primeras psicologías científicas (Wundt y el estructuralismo de Titchener); el psicoanálisis y su referencia a la libre asociación de ideas como método terapéutico; el conductismo en su defensa del condicionamiento como asociación entre estímulos y estímulos y respuestas; e incluso en la última psicología cognitiva, el conexionismo, en donde la asociación de los distintos elementos (o neuronas) en redes neurales permite explicar los procesos mentales y la conducta.
2. DESARROLLO DEL TEMA Asociacionismo cultural El concepto asociacionismo cultural puede ser entendido en una doble dirección. Por un lado, inicialmente, con el término asociación cultural, determinados autores (Alexis de Tocqueville, Ferdinand Tönnies, entre otros) hacen alusión al fenómeno asociativo como un hecho cultural, es decir, no natural. De esta manera la noción de Asociación se presenta como antítesis de la de Comunidad, recalcando así el carácter artificial, perecedero y formal de las asociaciones frente a la naturaleza espontánea, permanente e informal de las comunidades. Además, el fenómeno asociativo queda relacionado con determinados procesos sociales tales como la democratización (de este modo, Tocqueville vincula el asociacionismo con el aumento de la cultura política de un país), la industrialización (que supone una decadencia de los grupos primarios, como la familia, y un reforzamiento de los grupos secundarios, como la empresa), la división del trabajo (en este sentido, considerando el papel social de los colectivos voluntarios, el asociacionismo se define como una consecuencia directa de la especialización de las tareas y el surgimiento de nuevas problemáticas y necesidades humanas), etc. Desde este punto de vista, la distinción entre Comunidad y Sociedad se convierte en el eje central del concepto de asociacionismo cultural, constituyendo tal distinción el objeto de análisis sociológico. Por otro lado, desde una perspectiva más moderna, funcional y relacional, (es decir, observando la función social específica de una organización y las relaciones de sus miembros entre sí y con el exterior) la noción de asociacionismo cultural hace alusión a un tipo peculiar de asociación. En este sentido se hace referencia a aquellos colectivos sociales dedicados de forma exclusiva a la expansión cultural, bien desde un punto de vista genérico, o sea, buscando el desarrollo cultural en general a través de la divulgación y/o el rescate de valores culturales de un pueblo o bien desde una perspectiva específica, es decir, alentando determinadas expresiones artísticas más o menos arraigadas o con una demanda ciertamente suficiente o elevada. El objeto de este tipo de estudio sociológico es, en este caso, la acción de las asociaciones (niveles y procesos de actuación, dentro y fuera de la organización). El análisis sociológico del asociacionismo cultural distingue tres niveles de intervención en este tipo de asociaciones: 1) Los socios (también se le denomina masa social, miembros del colectivo, vinculados por filiación voluntaria y el pago de cuotas periódicas). 2) Los clientes (personas que participan asiduamente en las actividades de la asociación, a quienes se dirige la actividad cultural; también hay que incluir aquí a las instituciones sociales, públicas y privadas, que colaboran; los clientes constituyen en cierta manera la demanda real de toda la actividad de la asociación, pero también representan, junto a los socios, la base de los recursos y los medios de la propia asociación cultural). 3) El público (la denominada sociedad civil, población sobre la que se asienta la actividad cultural). Obviamente, toda asociación cultural persigue el objetivo de aumentar estos tres subconjuntos, estableciéndose entre ellos unas peculiares interacciones, formales e informales, sobre las que se basa la permanencia o no de los colectivos. En este sentido, podemos distinguir tres procesos diferenciados en la actuación externa e interna de una asociación cultural:
La institucionalización hacia el exterior supone la apropiación o mediación (en colaboración con organismos públicos y/o empresas privadas, cajas de ahorro, bancos...) de la asociación de determinadas actividades culturales que periódicamente se vienen repitiendo y que en cierta manera dan el sentido a la existencia de la asociación cultural. La institucionalización externa se basa en el número de socios y en la participación activa de los mismos, así como el peso específico respecto a la población general y las relaciones con las instituciones sociales (organismos públicos, empresas privadas, cajas de ahorro y bancos, otras asociaciones...). La institucionalización interna consiste en la conformación y cristalización de unos hábitos que se muestran cada vez más tipificados, etiquetados. Estos hábitos constituyen un conjunto de respuestas esperadas por parte de los socios y significan una distribución de tareas y responsabilidades en el interior de la asociación. Si la institucionalización deviene en la aparición y presencia (más o menos continua) de la asociación cultural, la legitimación supone la justificación social de tal organización. La legitimación externa se basa en la existencia creciente de clientes y de público. En este sentido, la asociación cultural pretende abarcar una demanda sociocultural (específica o no) mediante la explotación de los recursos y medios que ella misma posee y en consonancia con políticas culturales más o menos establecidas (en su caso, presionando en determinados ámbitos para su desarrollo y ampliación). La legitimación interna se define como la consecución de un consenso en el interior de la asociación, es decir, la presencia de normas y valores que los miembros conciben como propios de la asociación, reforzándose mediante actos internos, desarrollo estatutario y reglamentos de régimen interior, estructuras informales, etc. La identificación externa se fundamenta en el crecimiento de los clientes, es decir, en el aumento de expectativas sociales y, por tanto, en el número de personas que, asiduamente, preguntan, formulan necesidades y demandas, participan en actividades, etc., aunque no son miembros de la asociación cultural. La identificación interna se describe como la total aprehensión afectiva y racional de los socios respecto a los objetivos y valores de tal tipo de asociación.
¿Qué es una asociación? Una asociación es una agrupación de personas que voluntariamente y sin ánimo de lucro persiguen finalidades de tipos generales con una organización propia, autónoma y con capacidad de decisión soberana. La agrupación de personas, según la ley catalana, a de ser de un mínimo de 3, aun así si se pretende obtener un cierto eco social es necesario que haya alrededor de 10 personas a la asociación, a pesar de que jurídicamente sólo son imprescindibles 3. La asociación puede estar conformada tanto por personas físicas cómo por personas jurídicas. Una gran equivocación de las asociaciones es pensar que sin ánimo de lucro significa no poder tener beneficios. Esta es una creencia errónea, puesto que la asociación puede obtener beneficio al final del balance, pero no puede repartirlo entre los socios. Pero al fin y al cabo, es verdad que no tener finalidades lucrativas significa perseguir intereses sociales, solidarios… El hecho de perseguir una finalidad de tipo general significa que la asociación no puede estar orientada a satisfacer necesidades particulares e individuales, sino que tiene que desarrollar su actividades dirigiéndose a colectivos, sectores, espacios, territorios... Y por último, la asociación tiene que tener la forma organizativa que los miembros crean oportuna y, por lo tanto, también tienen que establecer los criterios decisorios.
Tipología de asociaciones A lo largo de la historia del asociacionismo se han establecido muchas clasificaciones de las diferentes asociaciones, todas quieren abrazar los diferentes ámbitos, territorios y población asistida, etc. El modelo de clasificación diferencia cinco variables básicas de identificación de las asociaciones:
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Categoría: Salud y Actividad Física, Actividades de Ocio y Tiempo Libre |
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